martes, 22 de septiembre de 2009

No es frecuente incinerar un certificado de nacimiento, afirmó un funcionario policial

El legajo de servicio de Luis Antonio Falco, por pertenecer a un ex miembro de inteligencia, está sujeto a un preciso sistema de codificación. Para descifrarlo, la querella convocó al actual 2º jefe de Recursos Humanos y Gestión de la Dirección de Inteligencia Criminal de la Policía Federal (PF), Juan José Lagorio, quien prestó su testimonio en audiencia pública ante el Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N° 1.
Lagorio ingresó a la PF en 1975 y, según indicó, sólo conoce a Falco “de vista”. Con el legajo en mano, el funcionario policial detalló cada destino y tarea del imputado. Los presentes en la sala tuvieron un curso acelerado de abreviaturas y nomenclaturas de inteligencia:
– “Escuela” significa área de instrucción.
– “CB” quiere decir central de búsqueda (de información).
– “DCR”, división central de reunión.
– “DDF”, división de delitos federales.
– “DOSYS”, división obra social y sanidad.
– “DOS”, división obra social.
– “DI (C Superior)”, división de instrucción.
– “RES S”, resolución secreta.
– “División Personal” equivale a encontrarse en disponibilidad.
En una columna del legajo personal de Falco, figuran funciones diferenciadas por las letras A y B. La A significa, en líneas generales, tareas de calle, y la B labores técnico-administrativas.
Mención aparte requirió el uso del seudónimo en el cuerpo de inteligencia de la PF –que en el caso de Luis Falco era “Leonardo Fajardo”–, pensado para que los agentes "puedan realizar tramitaciones, pedidos de licencia, sean autorizados a contraer enlace", y todo esto sin riesgos para su identidad.
"Lo que se protege es el secreto del individuo, por si a raíz de algún extravío sus acciones tomaban conocimiento público", puntualizó Lagorio. Este pasaje de la declaración generó dudas pues no resulta lógico que el seudónimo se utilizara sólo para “trámites internos”.
Quedó claro, no obstante, que Falco estaba abocado a la recolección de información y su destino era la sede de Coordinación Federal (hoy Superintendencia de la PF), donde también revistaba, por ejemplo, su amigo Samuel Miara, otro apropiador e integrante de la patota de la PF.
Consultado por el abogado de Abuelas Agustín Chit acerca de unos agregados en el legajo del imputado, marcados con un circulito unos y con una cruz otros, Lagorio confirmó que el circulito significa “archivado separadamente” y la cruz “incinerado”.
Justamente, con fecha del 19 de abril de 1978, aparece el certificado de nacimiento del niño que Falco se apropió y una declaración jurada, y sendos documentos tildados con una cruz, es decir incinerados.
–¿Es frecuente la incineración la partida de nacimiento de un hijo? –preguntó Chit.
–No –respondió Lagorio, con seguridad.
Desde febrero de 1976 a diciembre de 1978, Falco se desempeñó en tareas vinculadas a la “reunión de información” hasta que pasó a la “división obra social”, en donde probablemente continuó con su trabajo de espía.
El letrado defensor, que no había concurrido al resto de las audiencias, preguntó a Lagorio si era posible que el acusado cumpliera funciones en otro lugar al indicado en el legajo como “destino”, en alusión a la etapa en la que Falco pasó a la “división obra social”, tratando de reforzar la hipótesis de que su defendido era un simple visitador médico. “Habitualmente no”, contestó Lagorio.
Cuando se apropió de Juan, por tanto, Falco hacía trabajo de inteligencia, sin uniforme, con seudónimo y amparado por el decreto-ley Nº 2075 de 1958, que rige el accionar secreto del cuerpo de informaciones de la PF. Recién a fines del 78 o principios del 79, pasaría a desempeñarse en la obra social que en aquel momento se ubicaba en la Comisaría Nº 46, en el barrio de Retiro.
El testigo Jorge Veyra, quien según recordó Juan Cabandié solía regalarle iconografía nazi a Falco, no se dio por notificado, por lo tanto faltó a su cita en el Palacio de Justicia.

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